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Aetos, el águila de Zeus


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Y la vigilancia de los datos desde el Olimpo

Dicen que desde su sobrevuelo imperial, cruzando las vastas extensiones celestes de la bóveda superior, suele observarse el desplazamiento imponente de Aetos, el águila de Zeus. En su gestión incansable, inagotable y de suma responsabilidad, Aetos vigila, como representante del gran dios, que todo allá abajo esté ejecutándose de la manera en que se espera, y que los planes del gran arquitecto celestial se lleven a cabo como es debido.

Como la mismísima encarnación aviar del poder supremo, la autoridad y el control del Rey del Olimpo, el águila, mensajera primordial, recolecta las pruebas infalibles de que la estrategia divina se encuentra en bajada y anclaje permanente, en cada operación y en cada ejecución en las zonas llanas de su visión: el plano de los mortales. 

Así pues, Aetos, el gran comandante y mensajero escogido, regresa al Olimpo con las pruebas infalibles: los datos.

Aetos y el marketing basado en datos

Luego de un exhaustivo despliegue aéreo, el águila regresa a la sede imperial, sitio elegido por Zeus para posar su trono con acceso a la espectacular vista aérea que le permite la gestión y el envío de los rayos. El gran mensajero ha regresado con los datos, con los números, con las métricas que le permitirán al dios revisar la estrategia, monitorear las ejecuciones, tomar decisiones acerca de las iteraciones correspondientes y necesarias para que, muy lejos de que la estrategia de marca se vea socavada, ésta arribe con éxito absoluto a los objetivos de marketing que se plantearon para acompañar a los objetivos del negocio en general. 

El águila, Aetos, experto en lectura de datos que ha recogido desde los reportes de las diferentes plataformas tecnológicas digitales, sea el sitio web y su performance, el alcance e interacciones en redes sociales o las tasas de apertura y de rebote del newsletter, se encuentra dispuesto para elaborar sus informes y presentarlos en la sala de reuniones -a la que se llega a través de la puerta lateral del Panteón del Olimpo- para revisar el comportamiento del tráfico de usuarios, de lo que ha resultado, de lo que no ha resultado y exponer la propuesta de mejora continua para cada una de las áreas en las que el equipo de marketing despliega las tácticas y acciones concretas de la estrategia diseñada por el dios del rayo.

¿Sólo Zeus y Aetos necesitan de los datos?

Si el gran dios y su rey ave utilizan los datos, ¿quiénes somos nosotros, los simples mortales, para poner en jaque esa necesidad?

Es que cada marca, sea cual sea su tamaño, su alcance, su público objetivo, sea masivo o de un estrecho nicho, su mensaje y su oferta de productos o servicios, necesita de los datos. 

Esta necesidad responde a dos puntos de importancia; el primero está directamente relacionado con la responsabilidad de un equipo de marketing -como cualquier otra área o equipo- de utilizar el presupuesto asignado para campañas y posicionamiento de marca bajo la lógica de una estrategia que no sólo esté destinada a cumplir con los objetivos trazados previamente, sino también a cumplirlos de manera eficiente, haciendo uso óptimo e inteligente del presupuesto. 

Por el otro lado, como segundo punto de importancia, actualmente el llamado marketing de datos, permite -y da la inigualable oportunidad a los equipos o roles de medición de performance- trabajar con la visión aguda de Aetos. Anteriormente, los medios masivos de comunicación contaban con muy pocas herramientas, y en algunos casos prácticamente nulas, para realizar segmentaciones específicas del público objetivo. Y lo que se convertía en un punto más difícil aún tenía que ver con el escaso control en relación a la efectiva y real llegada de una pauta publicitaria a ese target deseado. 

En cambio, hoy en día, la visión del águila y su extrema certeza a través de los datos, permite mediciones de rendimiento precisas de una campaña, de una publicación en redes sociales o del envío de un newsletter. 

Por lo tanto, trabajar a ciegas puede tratarse de una realidad que, definitivamente, quedó en el pasado.

¡Y que a esta discusión la parta ⚡️ un rayo!

Un buen y potente rayo de Zeus. Sí, afirmativo. Porque cualquier discusión, duda, hipótesis, aproximación de criterio, intuición y todos sus sinónimos y etcéteras que se le parezcan, pueden ser perfectamente disuadidos e iluminados a través de la luz del rayo esclarecedor de las métricas aportadas por el trackeo de rendimiento de cada plataforma digital. 

Porque los datos entregan ese perfil objetivo que la subjetividad propia de toda hipótesis e intuición contienen de manera inevitable. Ese rayo arroja luz a toda elaboración previa que se haya diseñado tomando como punto de partida las presunciones del equipo, aún cuando esas presunciones sean el resultado del desarrollo e implementación de técnicas conocidas y confiables, como sería el caso de la determinación sumamente necesaria de un buyer persona o una investigación de mercado. Estas presunciones, aún cuando se representen y se establezcan de manera profesional y criteriosa, en definitiva, abrazan la posibilidad del sesgo, de la subjetividad de criterios, de las intuiciones no alineadas a la realidad del mercado.

Es decir, que puede ser que las definiciones por parte de la marca acerca de las necesidades y deseos de su público objetivo, luego, en la salida real al mercado con toda su artillería de oferta de productos o servicios -en teoría- “deseable y necesaria”, finalmente, no lo sean. Y el momento de replegar las alas y redelinear la estrategia y las definiciones en etapas de planificación, llega como un rayo.

Sin embargo, la industria de los datos que actualmente habilitan las diferentes plataformas, tecnologías y software de gestión de una marca y su expansión publicitaria a través de campañas, brindan la posibilidad de dar claridad y contundencia, iteración, redefinición y vuelta a la carga de cualquier marca y sus ejecuciones. 

Y ahí está el rayo, cortando por lo sano cualquier zona de discusión o divergencia acerca de las intuiciones de ese “por dónde ir” y su consecuente “choque de egos” que puede existir en un equipo compuesto por estrategas y creativos.

¿Invocamos al águila de Zeus en el equipo de marketing?

Sí, por favor. Y trántelo bien en su rol de analista de datos, alaben sus reportes y aplaudan sus sugerencias de mejora continua basada en resultados claves de rendimiento, o como les gusta decir allá, en la plana habitada por los dioses: los KPI’s y sus Key Results. Quizás así, quién sabe, obtengamos por extensión los favores divinos de Zeus y su deseado marketing del Olimpo.

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